Alberto y Norma Arroyo, los padres de Nicolás, en el frente de la casa familiar (foto del diario Clarín). |
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A continuación, recordamos la cobertura de la prensa nacional.
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FUENTE: diario Clarín
FECHA: martes 7 de septiembre de 2010
AUTOR: Liliana Caruso
TÍTULO: “Lo esperaba con la comida lista y me lo trajeron muerto”
INTRODUCCIÓN: El dolor de la madre del estudiante asesinado. Nicolás, de 20 años, cursaba en la Universidad de La Matanza y trabajaba en un estudio contable. Fue baleado dentro de su auto por dos ladrones que iban a asaltar un quiosco en Castelar. Murió en el acto.
DESARROLLO: “Me había llamado para ver qué le había cocinado. Le dije que teníamos asado al horno, estaba contento y me avisó que llegaba en un rato.
Lo esperaba con la comida lista y me lo trajeron muerto ”. Habían pasado apenas 24 horas del terrible momento en que Norma Cruz y Alberto Arroyo habían enterrado a su único hijo, Nicolás, de 20 años, cuando la mujer dijo a Clarín la frase que sintetizaba su dolor e impotencia.
La casa de los padres del chico, en Ituzaingó, ayer todavía era un desfile incesante de jóvenes. Amigos del barrio, compañeros de la Facultad y del fútbol seguían allí buscando palabras de consuelo para Norma y Alberto, para ellos mismos. El punto de reunión era el cuarto de Nico, el estudiante de Comercio Exterior en la Universidad de La Matanza al que un asaltante baleó por la espalda el viernes a la noche en Castelar.
Con ellos estaba Melina, la novia con la que iba a comprometerse en noviembre , cuando cumplieran su primer aniversario. “El era el mejor pibe que conocí en mi vida y no lo digo ahora que está muerto, todos lo saben”, le dice a Clarín la chica de 20 años, que conoció a Nicolás en la Facultad, donde los dos cursaban. El se comunicó con ella por mensaje de texto segundos antes de que le dispararan.
“Habíamos tenido una peleíta, una tontería típica de cualquier pareja. Estábamos hablando por sms para estar mejor y olvidar lo que pasó. Le pedí que cuando legara a su casa me avisara, como siempre. Cuando le escribí y no me contestaba me preocupé.
Tuve un mal presentimiento cuando pasaba el tiempo y no me decía nada. Llamé a Guillermo, el amigo que estaba con él, y me contó ... No lo podía creer ”, recuerda Melisa con los ojos rojos.
El viernes a la noche Nicolás dejó a su novia en su casa de Morón y volvía a la suya, en Ituzaingó, con Guillermo Pastó. Antes pararon en un quiosco que por la inseguridad atiende con la reja cerrada. El chico se quedó en el auto –un Renault Clio de sus padres– y Guillermo bajó. El auto estaba unos metros adelante del negocio y de repente aparecieron dos ladrones armados. Nicolás manipulaba su celular y es posible que el asaltante que se acercó a la ventanilla sin que él lo viese creyera que intentaba avisar a la Policía. Lo cierto es que le disparó a quemarropa . La bala entró por el omóplato izquierdo y le atravesó el corazón.
Guillermo, a unos metros se dio cuenta de lo que pasaba recién cuando oyó el tiro. “Me estaban apuntando a mi también. Dije ‘estoy jugado’, pero no me hicieron nada. Le robaron a la pareja que estaba comprando, yo no aguante más y fui a ver a Nico.
Lo abracé fuerte. El quería hablar pero no podía, aún respiraba, pero se ahogaba ”, cuenta el amigo, que no puede disimular la angustia.
Como muchos de los que estaban ayer en la casa de Ituzaingó, Guillermo jugaba al fútbol con Nicolás en el club Almafuerte. Ya habían ganado campeonatos y el domingo iban a jugar una nueva final que se suspendió por duelo . “No se si vamos a jugar el domingo en honor a Nico”, dice el chico. Melina lo interrumpe: “Hay que hacer todo en honor a él, porque era un pibe con proyectos, con ganas de hacer cosas y lo mataron por nada. Yo voy a recibirme por él, aunque sea difícil”.
Nicolas era fanático de Boca y pensaba ir el sábado a la Bombonera. Su mamá recuerda que él le había dicho que quería viajar ver a Boca en Bahía Blanca el próximo fin de semana. “Yo tenía miedo de que viajara con hinchas por el tema de la violencia. Y él me hacía caso, era tan bueno, prolijo, cuidadoso.
Pero su sueño quedó trunco. Me lo sacaron en un minuto, le apagaron todos sus proyectos en segundos . No es justo. Era un hijo ejemplar, un buen amigo”.
Norma se tapa la cara y se esfuerza por no llorar cuando recuerda que ella habló con su hijo sobre la comida apenas diez minutos antes de que lo mataran. Cuenta que ya lo habían asaltado dos veces cuando volvía de la Facultad en colectivo, pero sólo le habían robado el celular. “El sabía que tenía que entregar todo y nunca lo dudó. Quizás pensaron que iba a llamar a la Policía, no se”, trata de explicarse.
Además de estudiar en la Facultad, Nicolás trabajaba en un estudio contable y había retomado sus clases de inglés. “Tenía proyectos de viajar y progresar. Habíamos sacado un plan de ahorro para un auto y pensábamos regalárselo. Estaba feliz.
Ahora se nos fue la alegría.
Hoy le dije a mi marido que en casa se retrocedió 20 años, porque estamos solos como antes.
Nico ya no está, quedan sus cosas, sus recuerdos. Tenemos que empezar otra vez ”.
Recuerda que su hijo había comenzado a ir a un gimnasio porque quería bajar cinco kilos. La dieta, junto con sus horarios de la Facultad, estaba pegada en la heladera. Ayer Norma los sacó: “Tenía tanta bronca que arranqué el papel y lo tiré a la basura. Quiero la cárcel para los culpables, es lo único que me mueve a estar hoy de pie junto a mi marido y los amigos de mi hijo”.
Se me parte el alma por Norma.
ResponderEliminarYo conocí a Nicolás, voy a la escuela donde él iba. Siempre estaba rodeado de amigos, haciendo proyectos para el colegio, ayudando con los profesores. Era un chico muy compañero y solidario, ninguno de nosotros va a encontrarle un por qué a esta injusticia que estamos viviendo.
Muchísima fuerza a Norma y Alberto, un angelito los cuida.