domingo, 17 de julio de 2011

“Nunca acepté la muerte de Sebastián”

Rosa Barreiro y su hijo Sebastián, que tenía cinco años
cuando murió en la AMIA, el 18 de julio de 1994.
Entrevista realizada para el diario Perfil en julio del 2008 a Rosa Barreiro, la mamá de Sebastián, el nene de cinco años que falleció en el atentado a la AMIA. “Siento culpa por no haber podido agarrarlo”.
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Por Alejandro Gorenstein
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El lunes 18 de julio de 1994 Rosa Barreiro se dirigía con su hijo Sebastián, de cinco años, al hospital de Clínicas para hacerse unos estudios de rutina. Como comenzaban las vacaciones de invierno planearon pasar todo el día juntos. Sin embargo, la bomba asesina que destruyó la AMIA le arrancó para siempre a su chiquito de los brazos. “Al principio no hubo un sólo día que pensara en seguir viviendo y prefería morirme antes que enfrentar el dolor”, recuerda. Sin embargo, sostiene que esa misma bronca le dio fuerzas para salir adelante por su marido y por su hija y para seguir el camino de la búsqueda de la justicia.
- ¿Cómo fue aceptando la ausencia de Sebastián en estos años?
En realidad creo que nunca lo acepté. Se que no lo voy a tener más pero no acepto que no esté al lado mío. Mucho menos en un caso así sin tener un motivo lógico, si es que en esto hay algo de lógica.
- ¿Cómo fue ese 18 de julio?
Nos dirigíamos de la mano al hospital de Clínicas, charlando, era el primer día de vacaciones y teníamos planeado ir a comer a Pumper-Nick. La beba se había quedado con mi mamá así que teníamos todo el día para nosotros. Incluso Sebi había dejado unos dinosaurios en casa para jugar cuando volviéramos del paseo. De pronto algo nos sorprendió. En ninguna mente sana se puede ocurrir que uno va caminado por la calle y le puede explotar una bomba.
- ¿Le quedó la culpa de no poder sostener a Sebastián?
A veces pienso por qué le pasó a él y no a mí. Siento culpa por no haber podido agarrarlo. Se mezclan un montón de sentimientos, y a pesar de que pasaron todos estos años todavía me sigo reprochando el hecho de haberlo llevado.
- ¿Cómo era Sebastián?
Era un nene alegre, con pilas las 24 horas del día. Era muy amigo de sus amigos. El decía que quería ser presidente para pagarle mucha plata a los jubilados. La señorita del jardín le decía que era el “abogado de pobres” porque cuando retaban a algún compañerito -y él entendía que no había hecho una macana- saltaba a defenderlo. Le encantaba jugar al fútbol (era hincha de River), andar en bicicleta y mirar dibujitos aunque prefería más sentarse solito o con los amiguitos a inventar juegos.
- Sebastián tenía una hermana (Lara) que apenas tenía cinco meses cuando fue el atentado. ¿Cómo era la relación con ella?
Sebi tenía adoración por su hermana, no la dejaba ni un minuto sola. Si yo la acostaba él iba a verla cada dos minutos hasta que lograba despertarla. Salíamos los tres a hacer compras y él llevaba el cochecito y no le gustaba mucho que la gente se acercara a besar a su hermanita. La adoraba y la cuidaba horrores.
- ¿Cómo fue comprendiendo Lara la muerte de su hermano?
Siempre pedí asesoramiento con un psicólogo y un psiquiatra. Nunca quisimos (con su marido) mentirle ni se le ocultó nada. La llevamos al cementerio desde que era bebé. A los tres años empezó a preguntar ´´por qué mi hermanito no está, por qué lo mataron´´ y se le fue explicando la realidad de forma que ella pudiera entenderla.
- ¿Se puede imaginar cómo sería el Sebastián adolescente?
Me cuesta imaginarme como sería Sebastián físicamente. Los primeros años de su muerte sus compañeritos del jardín venían a casa y después dejaron de hacerlo porque les hacía mal. Para mi también era difícil porque observaba como crecían. Veía que ellos tenían 10 años y el mío seguía teniendo cinco. Me imagino que estaría haciendo el CBC, pero no se qué carrera hubiera seguido. De chiquito decía que quería seguir piloto de avión. Seguramente hubiera elegido algo que tuviera que ver con la justicia, porque era algo que lo tenia muy marcado.
- Cuando se cumplió el primer año del ataque a la mutual judía, Rosa se unió al grupo de familiares y amigos de las víctimas, aunque en los últimos tiempos (por diferencias internas) se distanció de ese grupo y sigue como querellante en la causa –junto a otros familiares- con el abogado Julio Federik que los representó en el juicio oral.
- ¿Qué opina de la causa AMIA que lleva tantos años de impunidad?
La verdad que me produjo mucho asco el juicio oral porque yo fui una de las que le creí al juez Galeano (destituído al comprobarse que le pagó US$ 400.000 con fondos de la SIDE a Carlos Telleldín) y salió totalmente al revés. Fue un golpe terrible, pero hay que seguir. ¿Si no seguimos los familiares, quiénes lo van a hacer por nosotros?
- ¿Qué siente cada 18 de julio?
Cuando empieza este mes nos agarra el síndrome de julio. Tenemos los nervios alterados, estados de ánimo que cambian. Se vuelven a revivir un montón de cosas. Desde el momento que escucho esa sirena me viene a la cabeza cuando me llevaban al hospital en ambulancia, parecía que la sirena la tenía encima de la cabeza.
- A 14 años del atentado: ¿Se pregunta por qué le tocó a usted vivir esta pesadilla?
Ya no, al principio si. Después entendí que esto le podía pasar a cualquiera. Me tocó a mi justo por pasar por ahí, a otro por ir a la facultad, a otro por estar buscando trabajo, al que vivía enfrente. Esto es algo que nos tocó a todos.
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ENLACE
http://alejandrogorenstein.com.ar/2011/07/14/%e2%80%9cnunca-acepte-la-muerte-de-sebastian%e2%80%9d/

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