domingo, 10 de octubre de 2010

Silvia Irigaray: "No pasa un día sin que nos llamen para participar en una marcha"

El jueves en la Plaza de Mayo. De izquierda a derecha:
Silvia Irigaray, Matilde y Diego Rodríguez, padres
del modelo de 28 años asesinado en la Capital Federal.
Con ocho años de activismo cívico a cuestas, sabe por experiencia que es inútil hacer dos manifestaciones muy seguidas porque "a la segunda no va nadie". Silvia es integrante de la Asociación y mamá de Maxi Tasca, asesinado en 2001 en el llamado triple crimen de Floresta, en ese barrio porteño. El jueves, durante la protesta en la Plaza de Mayo, acompañó codo a codo a la familia de Diego Rodríguez, el modelo publicitario de 28 años muerto el lunes en un intento de robo en el barrio de Liniers. Junto a Silvia estuvieron Elsa Gómez e Isabel Yaconis, también Madres del Dolor. A continuación presentamos la nota periodística en la que Silvia cuenta la cocina del acto del jueves.
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FUENTE: Clarin.com.ar
FECHA: 10 de octubre de 2010
TÍTULO: La mujer que ayudó a llenar la Plaza
DESARROLLO: El miércoles a la noche, en la casa de Silvia Irigaray sonó el teléfono. La charla que tuvo la llevó a atornillarse ante la PC hasta las cuatro de la mañana, convocando sin parar por mail a la marcha que esa misma tarde juntaría siete mil personas en la Plaza de Mayo.
”El que llamó fue Julio, el papá del modelo Diego Rodríguez. Conmovido, me dijo: Perdón por no acompañarte cuando mataron a Maxi ”, cuenta Silvia, mamá de Maximiliano Tasca (asesinado en la llamada Masacre de Floresta) e integrante de las Madres del Dolor.
”Julio lloraba tanto que le pasó el teléfono a su esposa. Y ella me dijo lo mismo: Te abandonamos a vos con lo de Maxi, por favor, no hagas lo mismo con nosotros”, recuerda Silvia.
Su hijo fue asesinado a fines diciembre de 2001, junto a dos chicos más, por un policía federal que custodiaba una estación de servicio y que se molestó por unos comentarios que hicieron los adolescentes sobre la represión a una marcha de protesta en el Congreso.
En diciembre de 2005, Silvia fundó junto con otras mujeres la asociación Madres del Dolor. Desde entonces no paró. “No pasa día sin que nos llamen para participar en una marcha. No exagero. En estos años vimos de todo: desde marchas en las que éramos nueve personas hasta multitudes”, dice Silvia y se lamenta de que la respuesta de la gente sea tan espasmódica.
”Un caso o una seguidilla hace que la sociedad pase de la preocupación al miedo y del miedo a la marcha –analiza–. Es contradictorio y dura poco, apenas unos días. Por eso, como organizadoras, nunca hacemos dos marchas muy seguidas. A la segunda no va nadie. Eso lo vas aprendiendo, aunque se te desgarre el corazón”.
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Esta es la nota central de la cobertura.
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FUENTE: Clarin.com.ar
FECHA: 10 de octubre de 2010
TÍTULO: En el último año ya hubo 45 marchas para pedir seguridad
BAJADA: La reacción de las autoridades fue muy pobre. Los picos de movilización se vivieron a fines de 2009, con una seguidilla de asesinatos de mujeres, y esta semana, con los casos Berardi y Rodríguez. Sólo el ataque a Píparo motivó debates legislativos.
DESARROLLO: En el último año, la inseguridad empujó a la gente a la calle –como mínimo– 45 veces. Con pancartas mostrando fotos de sus hijos, padres, hermanos, amigos, novios ( todos asesinados ), los argentinos salieron a reclamar más medidas de seguridad y, sobre todo, mayor compromiso político con el problema . Y lo hicieron a los gritos, indignados, llorando.
Marcharon hacia las plazas de los municipios, hacia las puertas de las comisarías o hacia la mismísima Plaza de Mayo, como ocurrió el último jueves, cuando siete mil personas se movilizaron por dos casos recientes que pegaron muy fuerte en la sociedad: el secuestro y asesinato de Matías Berardi (16) y el homicidio del modelo Diego Rodríguez (28) durante un intento de robo.
Desde las marchas del silencio de hace 20 años por el crimen de María Soledad Morales en Catamarca, hasta la última seguidilla registrada en la Capital y el Gran Buenos Aires, fueron-son-serán los casos particulares, sus detalles y el dolor de los familiares de las víctimas los que motorizan las manifestaciones.
Si algo se vio en el ultimo año fue que el miedo y la bronca unifican. De octubre a octubre, marcharon tanto chicos de countries de los barrios ricos como miembros de la colectividad boliviana (muchas veces, segun denunciaron, acosados por la Policía), de igual manera que comerciantes, colectiveros y habitantes de los barrios más pobres. Un ejemplo de esto último se vio el viernes en la Villa 31 Bis de Retiro: amigos, familiares y vecinos se manifestaron por el esclarecimiento del asesinato del periodista boliviano Adams Ledesma, baleado en una esquina del asentamiento (donde vivía y dirigía Mundo Villa TV).
Cada marcha es un reproche a las autoridades . Y la respuesta obtenida pasa –según el momento– por el silencio, la frase de circunstancia, algún operativo espectacular con decenas de detenidos o la sanción de una medida correctiva, que surge de pronto como un espasmo.
El 26 de julio, en La Plata, la embarazada Carolina Píparo sufrió una salidera luego de retirar dinero de un banco y terminó con un balazo que le costo la vida a su hijo.
La crueldad del caso generó cuatro marchas . El domingo 8 de agosto más de mil personas caminaron desde la Plaza Moreno hasta la Gobernación bonaerense con globos blancos y celestes.
¿La respuesta política a esto? El ex presidente Néstor Kirchner salió a hablar de “justicia permeable” (acusando de esta manera a los jueces de dejar salir a los delincuentes porque sí). El gobernador Daniel Scioli dijo –sin dar mas detalles– que tenía “las manos atadas”. La oposición logró que el Congreso Nacional convirtiera en ley un proyecto de seguridad bancaria que el kirchnerismo amagó resistir. En la Ciudad, el macrismo pudo sancionar una ley contra los motochorros que la oposición le había “frizado”.
Estas reacciones (algunas discursivas, otras que parecen sólo parches para un problema más complejo) han sido, de todos modos, menos curiosas que las desatadas a fines del año pasado por una serie de homicidios en el GBA. El 17 de noviembre de 2009, Wilde estalló por el crimen de la arquitecta y catequista Renata Toscano, asesinada para robarle el auto. Hubo tres días de acampe frente a la comisaría. Mientras la gente debatía en la calle en clima de asamblea, desde el Gobierno provincial se advirtió de “intereses políticos” detrás de la protesta.
Pero la cosa se complicó. El 25 de noviembre, una bandita mató a la maestra Sandra Almirón cuando estaba a punto de entrar el auto en el garage de su casa, en Derqui. Y el 6 de diciembre, la bioquímica de Necochea Ana María Castro fue a visitar a unos parientes en Lanús y terminó asesinada por motochorros. Como en el caso de Toscano, tras los homicidios de Almirón y Castro la gente salió a reclamar mayor seguridad. Las explicaciones del entonces ministro de Seguridad de la Provincia, Carlos Stornelli, llegaron a tonos pocas veces vistos: el funcionario denunció que los crímenes de las tres mujeres escondían un complot “desestabilizador” contra Scioli . Desde ya, nunca se probó.
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A continuación, más sobre el caso del asesinado Diego Rodríguez.
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FUENTE: Clarin.com.ar
FECHA: 10 de ocubre de 2010
TÍTULO: “La gente a la que no le pasó nada también tiene que involucrarse”
BAJADA: La familia del modelo Diego Rodríguez dice que la inseguridad es un problema de todos.
AUTOR: Sergio Dima
DESARROLLO: “Nosotros fuimos a la marcha a reclamar justicia y seguridad. Y todos los que estuvimos ahí pedíamos lo mismo. Yo en particular quiero que encuentren a los que mataron a mi hijo y les den la pena que se merecen, que no entren por una puerta y salgan por otra. Voy a pelear para que eso no ocurra. Quiero que los asesinos sean encerrados y no vean nunca más la luz del sol, porque mi hijo tampoco puede . Pero también fuimos a pedir justicia por todas las víctimas , no sólo por Diego”.
La que habla es Matilde, la mamá de Diego Rodríguez (28), el modelo que fue asesinado el lunes en Liniers durante un intento de robo ocurrido frente a la casa de los padres de Luján, su novia. La mujer está rodeada por el papá del joven, Julio; Silvana, la mayor de sus hermanas; y César, su yerno. Luján y Yanina (hermana menor del modelo) seguirán el diálogo con Clarín desde una habitación contigua.Todos ellos fueron protagonistas el jueves de la multitudinaria marcha que se realizó en Plaza de Mayo en reclamo de justicia y seguridad. Todos tienen la bronca y el enojo lógico de lo irremediable : Diego está muerto.
“Justicia por él, pero el reclamo también tuvo que ver con la inseguridad en general”, dice César. Silvana aclara que ella no entiende bien cómo funciona la división de poderes, en referencia a las críticas a la Justicia. “Pero lo que sé es que no se puede seguir viviendo con este miedo . Vivo con terror y ando por la calle con pánico. Porque hoy no sólo te roban, además te matan”, explica.
“Fuimos a la plaza para empezar a generar conciencia, para que esto empiece a cambiar, y no sólo para aquellos que estamos dolidos. La gente a la que felizmente no le pasó nada también tiene que involucrarse , porque la inseguridad es un realidad que estamos viviendo todos”, agrega el padre de Diego.
La familia acepta que la marcha tuvo sus contrastes y que el dolor ante una pérdida no genera necesariamente una unidad en el pensamiento. “La inseguridad es una gran bolsa, se sufre en muchos ámbitos . Por eso el jueves invocamos a todos, desde los más ricos a los que viven en alguna villa, porque ellos también padecen este problema”, resalta César.
Los Rodríguez destacan que la protesta no fue exclusivamente contra el Gobierno. “No tenemos ningún favoritismo.
Estamos en contra del que hace las cosas mal , no importa el partido al que representa. Estamos en contra de aquéllos que no hacen nada”, señala Silvana. Hay que invertir en educación, reducir los niveles de pobreza, apuntan entre todos. “Pero mientras tanto, ¿qué hacemos? Creo que ya tocamos fondo. A la marcha fue mucha gente, pero en la próxima debería haber mucha más ”, se esperanzan.

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