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martes, 8 de marzo de 2011
En Santiago del Estero, dijeron que lo había matado un rayo, pero lo asesinaron
FECHA: 8 de marzo de 2011
SECCIÓN: Policiales
AUTOR: Julio Rodríguez, corresponsal
BAJADA: Increíble vuelco en un caso, 23 años después Raúl Britos había ido a pescar con dos amigos. Y apareció muerto. Su viuda impulsó una investigación y logró que uno sea juzgado y el otro esté preso. Creen que lo mataron porque sabía de un robo.
DESARROLLO: Aquel día los tres amigos tenían la intención de pasar una buena tarde pescando a orillas del río Salado. El clima se presentaba caluroso y húmedo y en el aire flotaba un olor a lluvia que presagiaba la tormenta que apaciguaría el tremendo calor. Pero terminó en algo trágico: uno de los hombres apareció muerto y los otros dos dijeron que había sido fulminado por un rayo . La familia de ese hombre dudó de esa historia y pidió que se realizara una investigación. Ahora, a 23 años de aquel hecho , uno de esos hombres está en el banquillo de los acusados enfrentando a un tribunal: lo acusan de asesinato . El otro está detenido y también acusado, pero como apeló esa decisión aún no será juzgado.
La historia comienza el 9 de marzo de 1988, cuando Raúl Osvaldo Britos, de 34 años y trabajador de la antigua Compañía Argentina de Teléfonos, fue a pescar cerca de Añatuya, la ciudad donde vivía. Con él iban Claudio Gallo, un ex policía de 29 años y José Luis Llapur, otro joven.
De pronto Gallo y Llapur volvieron al pueblo y contaron lo que había pasado con Britos.
“Lo fulminó un rayo” fue lo primero que dijeron y explicaron que a ellos la descarga no los tocó “de milagro”.
Pero lo que contaban ambos no terminaba de cerrar, mucho menos en Añatuya, un pueblo de unos 20.000 habitantes, conmovido con la muerte de Britos.
Su esposa, con 4 pequeños hijos a cuestas, comenzó a empujar una investigación, porque sospechaba que su esposo había sido asesinado . Y al poco tiempo, las pericias que se hicieron parecían darle la razón: determinaron que el cadáver no tenía signos de una descarga eléctrica, sino que la muerte se había producido por un golpe con un objeto plano y animado.
La insistencia de su esposa, logró que hubiera más estudios y expertos del Departamento de Alta Tensión de la Universidad Tecnológica de Tucumán confirmaron que no había lesiones como las que produce un rayo.
Por largo tiempo, el expediente de la muerte de Britos estuvo cajoneado. Pero doce años después Alberto Chanán –el entonces juez de Añatuya (180 kilómetros al sur de Santiago)– imputó a Gallo y a Llapur por homicidio simple y dictó dos órdenes de captura . Pero ninguno de los dos estaba ya en el pueblo. En ese momento Gallo fue exonerado de la Policía. Recién en junio de 2002, lo detuvieron en una vivienda de la capital santiagueña: la casa estaba a 5 cuadras de la jefatura de la Policía provincial . Había estado prófugo dos años, viviendo en pleno Centro de Santiago; fue visto cuando salió a comer en una parrilla conocida. En cambio Llapur fue detenido el 27 de octubre último. Y lo indagó el entonces juez de Añatuya, Alvaro Mansilla.
En su indagatoria, Llapur ratificó su antiguo relato: dijo que habían ido a pescar en el Salado, junto a Britos y Gallo, que él se agachó para encender un cigarrillo y escuchó un estruendo que lo asustó.
“Era un rayo y la onda expansiva me hizo caer para atrás”, declaró.
Dijo que vio a su amigo Britos caído y fue a ver qué le había pasado. Pensó que aún seguía protegiéndose de la tormenta; entonces, contó que le pateó los pies y le dijo: “Eh amigo, levantate que ya pasó el rayo”, pero se dio cuenta que estaba muerto . Dejaron el cuerpo allí y junto a Gallo volvieron al pueblo a avisar lo que había ocurrido.
El juicio se realiza en la Cámara de Juicio Oral de Segunda Nominación y se inició el martes pasado. En el debate, por ahora, sólo está presente Gallo, ya que Llapur (procesado por homicidio agravado por alevosía) apeló esa decisión y será juzgado en otro momento.
En el inicio del juicio, Gallo (quien está excarcelado porque pasó más de tres años preso y sin sentencia) ratificó sus dichos: que a Britos lo mató un rayo y que ellos intentaron ayudarlo. “Cuando comenzó la tormenta, Britos no quiso dejar el lugar; aseguró que era una tormenta de verano y que pronto pasaría”, dijo el ex policía.
Una hipótesis que suena fuerte es que a Britos lo mataron porque sabía de un robo y cuyo botín habría sido escondido en una casilla de teléfonos . A 23 años del asesinato su familia espera justicia.
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FUENTE: Diario Clarín
FECHA: 8 de marzo de 2011
TÍTULO: “¿Qué habrá visto para que lo mataran de esa manera?”
DESARROLLO: “¿Qué habrá visto o escuchado Osvaldo para que lo mataran de esa manera?”. Eso es lo que se pregunta Delicia Sanagua, la esposa del telefónico asesinado, cuyo caso llegó a juicio oral después de 23 años .
Delicia habla tranquila, pero firme; durante estos años luchó junto a sus hijos, que la acompañan hoy, mientras se intenta develar por qué mataron a su marido en Añatuya.
“Nunca creí que podían asesinarlo; nunca vi motivos.
Era un obrero que vivía para su trabajo, para sus hijos, peleábamos la moneda siempre . ¿Matarlo? ¿Por qué?, no tenía sentido”, se pregunta y responde sola la mujer.
Sobre el asesinato, confiesa: “siempre vivimos con la duda” pero dice que empezaron a ver las cosas con más claridad recién en 1997. “En ese momento mi cuñado contrató una abogada amiga, que empezó a representarnos a mí y a mis hijos y nos hizo dar cuenta de los resultados de la autopsia”.
La primera decía que Britos había muerto por golpes en la cabeza.
Esa autopsia la hicieron unos días después de la muerte. Sin embargo, nadie les “leyó” bien los resultados. La mujer acusó a Ramón Satuf, un ex juez de Añatuya, de “cajonear todo” y de integrar, junto a la Policía local, “una red de encubrimiento”.
Delicia Sanagua, de 56 años y varios nietos, sobrevivió los primeros años con lo que pudo. “Trabajé lavando ropa, haciendo empanadas con mis hijos, de empleada doméstica, de todo. Había que darle de comer a los chicos y la pasamos muy mal. No tenía oficio y nunca me alcanzaba”.
Mañana se reanudarán las audiencias del juicio. Allí van a declarar los médicos Reynaldo Romacho y Hugo Suárez (cazaban en el lugar cuando asesinaron a Britos); Julio Roldán (el forense que hizo la primera autopsia); el ex juez Ramón Satuf y el entonces fiscal Carlos Ronaldo García, quien en 1997 pidió la prescripción de la causa.
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FUENTE: Diario Clarín
FECHA: 8 de marzo de 2011
AUTOR: Eduardo Parise
TÍTULO: Otra vez, una mujer que lucha
DESARROLLO: Aunque la primera autopsia ya mencionaba que Raúl Osvaldo Britos había muerto por un golpe en la cabeza, todos se quedaron con la versión de que lo había matado un rayo. Inclusive, en 1997, un fiscal hasta propuso que el caso prescribiera. Pero otra vez la lucha de una mujer (Delicia Britos, la viuda) resulta fundamental y aunque hayan pasado 23 años esa lucha parece estar dando sus frutos. Ahora la Justicia debe hacer su parte.
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