El 'no te metás' es cómplice de una nueva violación, esta vez en La Matanza



Todavía se ignora quién es el asesino
de Lucila Yaconis, que tenía 16 años
cuando apareció sin vida tras un intento
de violación, en el barrio porteño de Núñez.


Por Isabel Yaconis, mamá de Lucila*
isabelyaconis@yahoo.com.ar
(5411) 15-5691-5156
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El chofer y los demás pasajeros de un colectivo informal fueron los mejores cómplices de la pesadilla que vivió María, una joven de 22 años violada salvaje e impunemente en González Catán, partido de La Matanza. Después, la historia de terror se extendió en el hospital zonal, donde tuvo que esperar ocho horas para ser atendida. Como consecuencia de los golpes que recibió, todavía le sangran los oidos. Y eso es lo de menos. Necesita ayuda psicológica, necesita todo tipo de ayuda...
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Se llama María, tiene 22 años, es de González Catán, partido bonaerense de La Matanza. Aunque después de la pesadilla que vivió el martes sienta que se quedó sin edad, sin cuerpo y sin alma. Regresaba a su casa en un colectivo 'Verde trucho', como lo llaman los vecinos. Son vehículos que tienen un cartel grande que dice 'Mercado Central', del tipo que suelen verse con frecuencia circulando informalmente por el Gran Buenos Aires. La pesadilla comenzó como un susurro. Cuando un joven desconocido que iba sentado junto a ella la amenazó al oído, para que se bajara del colectivo. Asustada, María pidió ayuda, primero tímida y después desesperadamente, pero nadie reaccionó: ni los otros pasajeros ni el chofer. 'No te metás', pensaron todos. El agresor respondió en voz alta que se quedaran tranquilos, que era su novia. Hasta que en una zona poco habitada la empujó fuera del vehículo. La obligó a caminar hacia un descampado, junto a un basural y un arroyo, la golpeó ferozmente y finalmente la violó. Desconforme, con una perversión sin límite, el agresor continuó aquel juego macabro. Le dijo que la iba a matar ahí mismo, la puso boca abajo, le ordenó que mirara la tierra, que esa sería la última vez que la vería; hasta le hizo comer tierra. A continuación ató el cuerpo desnudo de la víctima con una soga que encontró allí y la arrastró hacia el arroyo, para arrojarla al agua y ahogarla. Pero, con el último aliento, ella logró gritar. Y quiso la providencia que tres jovencitos que pasaban a cierta distancia la escucharan y se acercaran. El violador, al sentirse descubierto, intentó huir, pero fue detenido. La Policía informó que tiene 20 años. La pesadilla de María continuó en el Hospital Simplemente Evita del barrio Los Ceibos, en la localidad de González Catán, donde tuvo que esperar ocho horas para ser atendida. Como consecuencia de los golpes que recibió, todavía le sangran los oidos. Y eso es lo de menos. Necesita ayuda psicológica. Necesita todo tipo de ayuda. Su familia sigue buscando a los tres jóvenes que sí 'se metieron' y la salvaron, para darles las gracias.
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* Lucila tenía 16 años cuando fue encontrada sin vida junto a las vías del ferrocarril, prácticamente a la vuelta de su casa del barrio porteño de Núñez. La carátula de la causa es intento de violación. Se encontraron restos genéticos, pero se desconoce la identidad del agresor. De la misma manera, se ignora cuántas veces puede haber abusado y matado desde el 21 de abril de 2003, cuando ocurrió el crimen.