29 de diciembre de 2010. Silvia Irigaray, su nieto Tomás, Elvira Torres y el padre Julio, en la puerta de la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria, del barrio de Floresta. |
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Nuestro dolor será siempre el mismo, igual de intenso e inexplicable. Lo sabemos tras recorrer estos nueve años desde el 29 de diciembre de 2001, cuando se llevaron a mi hijo Cristian y sus amigos Adrián y Maxi. El autor de la masacre fue Juan de Dios Velaztiqui, un policía uniformado que disparó contra los chicos mientras éstos comentaban inocentemente las noticias de la televisión. El hombre entró, apuntó y tiró. A sangre fría. A matar. Todo ocurrió a la vuelta de nuestras casas, en el bar de una pequeña estación de servicio de nuestro querido barrio porteño de Floresta. Con Silvia Irigaray -mamá de Maxi, ambas somos integrantes de la Asociación-, le damos las gracias al padre Julio de Mendiguren, que celebró la misa en homenaje de nuestros hijos en la Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria -que queda en Floresta- y nos alentó para continuar ayudando a otros familiares de víctimas. Por otra parte, reitero el pedido de que el triple homicida continúe preso en la cárcel de Marcos Paz, como corresponde de acuerdo con la cadena perpetua que recibió. Ni la edad ni su salud son argumentos válidos para ignorar lo que ordenaron los jueces. A continuación los invito a leer un relato de los hechos.
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FUENTE: Fotolog.com/ojoslocos
FECHA: 29 de diciembre de 2010
TÍTULO: Maxi-Adrián-Cristian, 29 de diciembre 2001-2010, 9 años de la masacre de Floresta, “Los jóvenes de hoy conmemoramos a los jóvenes de ayer”
DESARROLLO: La madrugada del 29 de diciembre el barrio de Floresta fue testigo de uno de los hechos más aberrantes que haya conocido su historia. Maxi, Cristian y Adrián eran fusilados en la esquina de Gaona y Bahía Blanca por el sargento retirado que cumplía funciones para la Comisaría 43, Juan de Dios Velaztiqui quien contaba con graves antecedentes represivos durante la última dictadura militar.
Los “chicos de floresta”, reunidos en un maxiquiosco, comentaban los hechos que transmitía la televisión durante el cacerolazo convocado para ese viernes, la respuesta brutal fue la masacre y la posterior simulación de un suceso delictivo armado por el asesino, quien no dudó en transformar el escenario del crimen para su beneficio.
La valentía de los testigos; la indignación, la bronca y el pedido de justicia de los familiares y vecinos se hicieron sentir sábado tras sábado en las multitudinarias marchas que recorrían las calles del barrio hasta lograr la condena para el asesino, reclusión perpetua.
En los días previos, el estallido popular del 19 y 20 de diciembre que se extendió por todo el país también había tenido un saldo trágico, cerca de 40 muertes, en su mayoría jóvenes y muchos de ellos menores de 18 años.
En nuestro barrio, la tragedia fue resignificada día a día desde la organización genuina de vecinos y familiares. La construcción activa de la memoria se expresó, entre otras acciones, en la convocatoria a artistas desde el concurso “Crear para Resistir”, organizado por la asamblea del barrio y familiares, para dar testimonio permanente a través del emplazamiento de una obra escultórica que recordara a las víctimas y a la movilización popular en el contexto de los sucesos de diciembre del 2001.
La esquina de Gaona y Gualeguychú donde hoy se emplaza la obra “Los Chicos de Floresta, sucesos 2001; es el lugar elegido en este 2010 para conmemorar a Maxi, Cristian y Adrián. A través de una jornada de trabajo para restaurar el monumento, un grupo de jóvenes de distintas expresiones políticas y sociales nos convocamos para “trabajar la memoria” junto a “las madres de los chicos” a organizaciones y grupos artisticos del barrio.
Los jóvenes de hoy también somos protagonistas de la historia como quienes participaron de los sucesos del 19 y 20 y como trágicamente lo fueron nuestros pibes del barrio. Sabemos que hay una gran diferencia entre ser parte de un país que se deshace a ser parte de un país que se proyecta hacia el futuro.
Las nuevas condiciones históricas que comprenden las transformaciones iniciadas en el año 2003 nos posicionan a los jóvenes de hoy como parte de un sujeto colectivo comprometido con nuestra patria.
Contamos con una herramienta indispensable, creemos en la política como sustento para sostener la memoria y transformar el futuro. Nos unimos para dar testimonio y convocar a todos los jóvenes del barrio a participar en la construcción de un proyecto de país que nos incluya a TODOS/AS.
¡Repudiamos la posibilidad de arresto domiciliario para Velaztiqui!
MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA
MAXI, CRISTIAN y ADRIAN; PRESENTES!!!
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