sábado, 21 de abril de 2012

Prisión perpetua para el asesino de Agrest

El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 28 condenó a Sebastián Pantano (26) a prisión perpetua por “robo calificado, portación ilegal de arma de fuego y homicidio criminis causa” del estudiante Ezequiel Agrest. Tanto la querella como la fiscalía habían reclamado esta sentencia por considerar que el condenado había matado para lograr la impunidad del robo.
Pantano aseguró que lamentaba lo que había hecho, pidió perdón a la familia de la víctima y solicitó ser trasladado al penal en el que su hermano está purgando una condena. Ante esta situación, la madre de Agrest, la filósofa Diana Cohen, opinó que el asesino de su hijo “es un actor consumado” y que “armó esta escena para inspirar lástima, cuando su conducta demuestra que no es tan inocente”.
Una vez leída la sentencia, Gustavo Agrest, padre de Ezequiel, le gritó a Pantano: “¡Pudrite en la cárcel hijo de puta!”, sin obtener respuesta del condenado.
Al dictar la prisión perpetua, el tribunal avaló la teoría del fiscal Mario Montoya, quien la había solicitado, argumentando que Pantano “disparó a matar con la intención de asegurar el botín” que había obtenido en la casa en la que había entrado a robar. El imputado, que había confesado ser el autor del crimen, dijo que “se le fue la mano” y que el disparo fue “accidental”.
El 8 de julio pasado, Agrest fue a la casa de Lucía Agosta -una compañera de estudio- en el barrio de Caballito. Fueron sorprendidos por Pantano, quien ingresó a robar cuando Ezequiel y Lucía bajaban cosas del auto. El delincuente los amenazó con una pistola calibre 45 -que nunca fue encontrada- y los hizo ingresar a la casa, donde la joven le entregó dinero. Pantano maniató a Agosta y a su hermano pero no pudo hacerlo con Agrest, quien se resistió y recibió dos tiros, precedidos por un golpe con la culata del arma.
Pantano, hijo de un Policía Federal, fue detenido en Lomas de Zamora un mes después del crimen y exhibió un DNI falso para ocultar su verdadera identidad. Fue hallado gracias a que olvidó una mochila con su CV en la escena del crimen y ya había sido condenado por “portación ilegal y encubrimiento” en 2006 y por “tentativa de robo agravado” en 2010. Cuando mató a Agrest, gozaba del beneficio de libertad condicional.

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